Decíamos ayer...

Dicen que el hombre propone y Dios dispone. Y ésta no debía ser la vez que estaba reservada para  mi debut en la maratón. Habrá más ocasiones. Hace ya más de dos meses que abandoné el reto de la maratón después de dos días de carreras en los que las lágrimas ocupaban el lugar de la sonrisa.
Han sido dos meses para olvidar. Dos meses sin ganas de nada en los que apenas he salido a correr media docena de veces, incluida la Media Maratón de León, en la que gracias a que había quedado de ser el escudero de Lala, no me quedé haciendo fotos en cualquier rincón del recorrido. Dos meses sin ganas de casi nada en los que tengo que volver a dar las gracias a mis compañeros de carreras por haber estado encima de mi y llevarme a rastro algunos días, sobre todo a Jose y a Nacho que me han hecho algún día de niñeros por la Sobarriba. En esos momentos en los que relativizas lo que otras veces creías importante, en esos instantes en los que muchas cosas dejan de tener sentido, te das cuenta que correr une mucho más de lo que crees y que esos compañeros con los que discutes cada domingo sobre si es mejor correr por los pinos o por el carril bici; o si es mejor ir a la Media de la Reconquista o a la de La Coruña, están ahí incondicionalmente.
Que hoy esté escribiendo en el blog es buena señal. Por primera vez en estos 60 días, hoy he salido a correr con ganas. Ya las tenía desde que me levanté sin la sensación de estar con náuseas, sin temer que en cada paso las rodillas fueran a doblarse y sin salir a correr con la misma sensación de tener la cabeza volada que te producen las crisis de ansiedad. Hoy era distinto. Al mediodía tenía cita con Vaquera y Alfonso, con quien tuve la suerte de correr su primera 'media' por debajo de las dos horas. La cita era para comer un cocido, el último de la temporada en la Cafetería de Dani y Jose de la Uni. No lo había probado, pero no tiene nada que envidiar al mejor que haya comido en mi vida y yo para correr no soy exigente, pero para comer no me vale cualquier cosa.
Así que me calcé las zapatillas y salí desde la Candamia hasta Villanueva del Árbol por el carril bici del Torío y vuelta, algo más de 15 km a algo más de 5:20 [ahora no estoy para grandes alegrías] que me sirvieron para ir recuperando sensaciones, para disfrutar de la música que hacía semanas que no escuchaba y para sentarme a comer sin cargo de conciencia por lo que me iba a meter entre pecho y espalda porque ya estaba gastado por delante.
Cuando corres a gusto, hasta los dolores de todos esos músculos que Jose sigue manteniendo que sólo los tengo yo, sientan mejor. Hoy por fin, al acabar de correr, en lugar de prometerme que nunca más, pensé por dónde iré la próxima, quizás mañana mismo.
Aunque ya no haya maratón, me seguiré asomando a esta página cada vez que tenga algo importante que decir. Y hoy lo tengo. Por supuesto, no se trata de que haya vuelto a correr con ganas, que eso no tiene ninguna importancia. Lo de verdad importante es que aún estáis a tiempo de colaborar a un bonito reto, el que tres leoneses, entre ellos Sacha, una de esas impagables amigas de las carreras, afrontarán en poco más de un mes. Os dejo su página. No os lo perdáis. Ya casi han recaudado todo el dinero que necesitan para ayudar a Intermon Oxfam a llevar el agua a las zonas rurales de Etiopía, pero aún estáis a tiempo de colaborar. Yo ya lo he hecho. Animaros. Merece la pena.
http://trailwalker.intermonoxfam.org/en/equipos/ficha/desdeleon?page=1
Y por no perder la buena costumbre de recomendaros la música que me acompaña en mis carreras, ahí os dejo un clásico. Si finalmente un día corro un maratón, ésta será la canción que sonará cuando den el pistoletazo de salida. ÉL se lo merece:
You are always on my mind