Primer día de descanso. Lo he agradecido. No sólo porque el día no era el mejor en lo meteorológico, sino también porque mi abductor quedó bastante tocado de las series de la víspera como me recordó por la noche despertándome en cada vuelta que daba en la cama. Cada estornudo o golpe de tos es una cuchillada y el dolor de hoy irradiaba hacia la zona perineal. Digamos que ya está más mal que regular desde septiembre. Mañana toca fisio y vamos a ver cómo lo ve Manolo. Espero que con masaje y aguantando el dolor pueda seguir adelante estas semanas, que ya habrá tiempo después para descansar, pero si tengo que ser sincero, me preocupa más que una lesión me aparte del objetivo que correr 42 km que la carrera en sí, que al final será cuestión de ser duro de cabeza y poner un pie delante del otro hasta que el espíritu de María Pita me mande parar en la plaza que lleva su nombre.
Si la visita al fisio no cambia los planes, mañana entrenaré al mediodía. Tocan oregones. Los odio. El reto del maratón me ayudará a no buscar una coartada para saltármelos como hago habitualmente.
Aunque hoy no tocara correr, ni hacer pesas, ni nada, para no perder las buenas costumbres, ahí queda la canción ideal para el final de la última serie de un duro entrenamiento, cuando el ácido láctico empieza a acuchillar las piernas desde adentro y cada paso parece que va a ser el último antes de que cada pierna decida tirar en una dirección diferente. Si hay algo que puede hacer olvidar ese dolor es una canción que acelere las piernas hasta el infinito. Una canción histórica de unos históricos. Status Quo cantando 'Gerdundula'.
Suele ser normal que en los días de descanso nos demos cuenta de nuestras molestias. Hay que atajarlas a tiempo y cuando sea necesario ajustar los entrenamientos a ellas. A veces es mejor retroceder un poco y coger carrerilla que tirar hacia delante y asomarnos al abismo de una lesión. Pero esto también es cabeza. Y también maratón.
ResponderEliminarÁnimo César!
animo campeón y espero no sea nada lo de los abductores. muy buena canción, me recuerda a la parroquia en el húmedo, siempre pedíamos esa canción mientras no comíamos unas pipas y botábamos en el suelo de tarima jeje
ResponderEliminarYa éramos dos, Santi. Mis amigas siempre la pedían y yo nunca tenía claro que el suelo aguantara toda la canción. Y también tenía su ciencia conseguir llegar al piso de arriba sin pisar a ninguno de los porretas medio fumados sentados en los peldaños que imaginaban dragones
EliminarMe gusta la respuesta de Sonia, porque veo que en ella ha calado mi filosofía.
ResponderEliminarCésar esto es duro y no lo podemos hacer más; no es cuestión de sufrir y sufrir, de correr un maratón y después estar parado, NO. Si tienes problemas comentaselo a Fran y que adapte el plan; series menos exigentes y dando prioridad a la tirada larga, con el fin de pillar tu ritmo óptimo para el maratón, podría ser la solució. Vamos.
Un saludo.